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El Gobierno de Portugal plantea derogar la nacionalidad para descendientes de sefardíes

El fin de una ley de reparación histórica

En 2015, el gobierno de Portugal aprobó una ley que fue recibida internacionalmente como un gesto de justicia histórica: otorgar la nacionalidad portuguesa a los descendientes de los judíos sefardíes expulsados del país durante la Inquisición a finales del siglo XV.

Esta iniciativa, considerada por muchos un acto de reconciliación, permitía a personas de todo el mundo demostrar su ascendencia sefardí y obtener la ciudadanía portuguesa sin necesidad de residir en el país ni de tener un vínculo contemporáneo con el territorio. La medida atrajo especialmente a comunidades sefardíes de América Latina, Israel, Estados Unidos y otros países donde los descendientes de los judíos expulsados mantenían vivas sus tradiciones y su identidad cultural.

Desde su implementación, Portugal ha concedido más de 75.000 nacionalidades por esta vía, y se han presentado aproximadamente 262.000 solicitudes en total. Este proceso generó un fuerte impacto en la comunidad internacional, tanto en términos simbólicos como prácticos. Para muchos iberoamericanos, especialmente en países como Argentina, Colombia, Venezuela, México y Brasil, la ley ofrecía una oportunidad no solo de recuperar una parte de su historia familiar, sino también de acceder a un pasaporte europeo que abre puertas en términos de movilidad, trabajo, educación e inversión.

La ciudadanía portuguesa se convirtió en un puente entre el pasado y el futuro de miles de familias sefardíes.

Una decisión polémica: ¿por qué el gobierno portugués quiere derogar esta ley?

El actual gobierno portugués, liderado por una coalición conservadora encabezada por el primer ministro Luís Montenegro, ha anunciado su intención de poner fin a esta política. Según las autoridades, la ley de nacionalidad para descendientes de sefardíes fue una medida de carácter excepcional y temporal, y consideran que su objetivo principal ya se ha cumplido. El argumento del ejecutivo es que el proceso ha generado irregularidades, desviaciones y abusos que han puesto en duda la transparencia y la credibilidad del sistema.

En los últimos años se han conocido casos polémicos relacionados con la concesión de nacionalidades a personas de alto perfil internacional, como el magnate ruso Roman Abramovich, lo que ha provocado críticas dentro y fuera de Portugal. La Fiscalía portuguesa abrió investigaciones en torno a supuestos fraudes en la emisión de certificados de origen sefardí por parte de algunas comunidades judías, en particular en Oporto, donde líderes comunitarios han sido objeto de procesos judiciales. Estos casos llevaron a un clima de desconfianza y revisión de los procedimientos, lo que alimentó el debate político sobre la continuidad de la ley.

El gobierno justifica la derogación señalando que Portugal debe recuperar el control estricto de su política migratoria y de nacionalidad, en línea con un endurecimiento general de las leyes migratorias que se está dando en varios países europeos. Además, se está planteando una reforma más amplia de la Ley de Nacionalidad y la Ley de Extranjería, que incluirá, entre otras cosas, la ampliación del tiempo de residencia requerido para optar a la nacionalidad por residencia, un examen de lengua y cultura portuguesa y nuevos requisitos en el proceso de reagrupación familiar.

Impacto en los solicitantes y en la comunidad iberoamericana

La posible derogación de la ley sefardí genera incertidumbre en miles de personas que ya iniciaron sus trámites o que estaban preparando la documentación necesaria para hacerlo. Especialmente en América Latina, donde existen amplias comunidades de descendientes de sefardíes, esta noticia ha sido recibida con preocupación. Muchos solicitantes han invertido tiempo y recursos en obtener certificados genealógicos, avales rabínicos y pruebas documentales que ahora podrían quedar sin valor si la ley se deroga antes de que sus expedientes sean resueltos.

Para los ciudadanos iberoamericanos, esta vía representaba un acceso privilegiado a la ciudadanía portuguesa, dado que no exigía residencia en el país, ni exámenes de idioma, ni arraigo económico o social. Su eliminación cierra una puerta que durante una década facilitó la reconexión con un pasado histórico, al tiempo que ofrecía ventajas prácticas vinculadas al pasaporte europeo.

Quienes aún no han iniciado su proceso deben tener presente que la ley actual continúa en vigor mientras no se apruebe formalmente la reforma en el Parlamento portugués. Por tanto, todavía existe una ventana de oportunidad, aunque limitada en el tiempo, para presentar solicitudes bajo el régimen vigente. El Consejo de Ministros ya aprobó la propuesta de derogación en primera lectura, pero la decisión final está pendiente del debate parlamentario previsto para después del verano, lo que deja unos meses cruciales para actuar.

¿Una tendencia europea hacia el cierre de puertas?

La decisión del gobierno portugués no puede analizarse de manera aislada. En todo el continente europeo se observa una tendencia al endurecimiento de las políticas migratorias y de nacionalidad, motivada por diversos factores, entre ellos el crecimiento de fuerzas políticas nacionalistas y el temor a la pérdida de control sobre los flujos migratorios. Portugal, que durante años se mostró como un ejemplo de apertura y atracción de capitales, inversores y nuevos ciudadanos a través de la Golden Visa y de mecanismos como la ley sefardí, parece estar reorientando su política hacia una mayor restricción.

El riesgo de estas medidas es que puedan interpretarse como un retroceso en términos de memoria histórica y justicia simbólica. La ley de nacionalidad para los sefardíes no era únicamente un trámite administrativo: tenía un fuerte componente moral, al reconocer y reparar, aunque fuera de manera tardía, uno de los episodios más oscuros de la historia ibérica. La expulsión de los judíos en 1492 en España y en 1496 en Portugal dejó una huella profunda en la historia de la península y en la diáspora sefardí, dispersa durante siglos por el norte de África, el Imperio Otomano y posteriormente por América Latina.

La derogación de esta ley envía un mensaje que algunos interpretan como un cierre simbólico de una etapa de reconciliación con el pasado. Otros, sin embargo, consideran que era necesario revisar un mecanismo que estaba siendo utilizado por personas sin verdadero vínculo con la comunidad sefardí y con motivaciones puramente instrumentales.

Conclusión

El anuncio de la derogación de la ley que otorga la nacionalidad portuguesa a los descendientes de judíos sefardíes marca un cambio profundo en la política migratoria de Portugal y tiene consecuencias significativas para la comunidad iberoamericana. Para muchos, se trata de un cierre doloroso de una vía que no solo representaba una oportunidad legal, sino también un puente hacia la recuperación de una identidad histórica. Para otros, es una medida necesaria para proteger la soberanía del Estado y garantizar la integridad de los procesos de nacionalidad.

El desenlace dependerá de los próximos meses, cuando el Parlamento portugués debata y vote la reforma propuesta.

En Pro Corp, despacho especializado en temas migratorios, extranjería e inversiones, con más de 15 años de experiencia y sedes en Madrid, Lisboa y Bogotá, acompañamos a nuestros clientes en todos los procesos vinculados a la obtención de la nacionalidad y la residencia en Europa. Ponemos a su disposición un equipo de expertos para asesorarle en este contexto cambiante y ayudarle a tomar decisiones informadas.

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Foto del Autor

Humberto Calderón

Abogado en Extranjería e Inmigración

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