España e Israel: una crisis diplomática sin precedentes
Durante los últimos meses, las relaciones diplomáticas, comerciales y militares entre España e Israel han atravesado una etapa de tensiones profundas y transformaciones significativas. Lo que históricamente ha sido una relación pragmática y relativamente estable, se ha visto alterado por la guerra en Gaza, el papel creciente de la Unión Europea en los asuntos de Oriente Medio, y el posicionamiento firme del gobierno español en defensa del derecho internacional humanitario.
Para un público iberoamericano atento a las dinámicas globales y al papel que juega España en la escena internacional, comprender este cambio de rumbo resulta clave. A continuación, se ofrece un análisis completo de los hechos más relevantes que han marcado esta etapa crítica en los vínculos entre ambos países.
La raíz del conflicto: Gaza como detonante diplomático
Desde el estallido del conflicto en Gaza en octubre de 2023, España ha ido adoptando una posición cada vez más crítica frente a la estrategia militar de Israel. El Gobierno español, liderado por Pedro Sánchez, ha expresado de forma reiterada su preocupación por el elevado número de víctimas civiles palestinas, la destrucción masiva de infraestructuras básicas y el cerco humanitario impuesto a la Franja.
España fue uno de los primeros países europeos en denunciar públicamente el uso excesivo de la fuerza por parte del ejército israelí. Durante una visita oficial a Oriente Medio, el propio presidente del Gobierno llegó a manifestar su “duda razonable” sobre el cumplimiento por parte de Israel del derecho internacional humanitario. Estas declaraciones provocaron una inmediata reacción del gobierno israelí, que llamó a consultas a su embajadora en Madrid. Por su parte, el Ejecutivo español defendió sus palabras como una obligación moral y política en defensa de los derechos humanos y la paz.
Medidas concretas: cancelaciones de contratos militares y presión institucional
Uno de los giros más importantes en esta relación se ha producido en el ámbito de la cooperación militar. El Ministerio de Defensa español decidió en abril de 2025 suspender la compra de misiles SPIKE LR2, fabricados por una empresa israelí con participación industrial en España. Este contrato, valorado en más de 280 millones de euros, formaba parte de un plan de modernización de las Fuerzas Armadas. La cancelación fue justificada por el Gobierno como parte de una estrategia para reducir la dependencia de tecnología de defensa israelí.
A esta decisión se sumó el veto al desembarco en puertos españoles de un carguero procedente de Israel con componentes militares, así como la suspensión de nuevos permisos de importación de armamento israelí. La empresa pública Indra, una de las más relevantes en el sector tecnológico y de defensa en España, respaldó públicamente esta política de "desconexión militar", afirmando que ya cuentan con proveedores alternativos.
Pero las medidas no se han limitado al ámbito armamentístico. España ha promovido activamente en el seno de la Unión Europea una posición más dura contra Israel. Ha solicitado la revisión del Acuerdo de Asociación entre la UE e Israel, que regula las relaciones comerciales y políticas, y ha abogado por su suspensión si persisten las violaciones de derechos humanos en Gaza. En paralelo, ha apoyado propuestas para imponer un embargo europeo de armas a Israel, que por el momento no ha sido aprobado debido a la falta de consenso en Bruselas.

La defensa de Palestina: reconocimiento estatal y liderazgo diplomático
En mayo de 2024, España dio un paso histórico al reconocer oficialmente al Estado de Palestina, sumándose a otros países como Irlanda y Noruega. Esta decisión fue acompañada de un esfuerzo diplomático multilateral sin precedentes. España impulsó una resolución en la Asamblea General de las Naciones Unidas, en conjunto con Palestina, que condenaba las acciones del gobierno israelí en Gaza y exigía un alto el fuego inmediato, la protección de los civiles y la entrada urgente de ayuda humanitaria.
Además, el Gobierno español ha participado activamente en foros internacionales como la Liga Árabe, donde Pedro Sánchez intervino como invitado especial, y en la cumbre del llamado Grupo de Madrid, un bloque de países que aboga por una solución política duradera al conflicto. En estos espacios, España ha reiterado su compromiso con la solución de dos Estados y ha exigido el cese inmediato del bloqueo de Gaza y de los asentamientos ilegales en Cisjordania.
El papel de España ha sido particularmente relevante en llevar ante la Corte Internacional de Justicia la denuncia por posibles crímenes cometidos en el conflicto, apoyando a Sudáfrica en su demanda por genocidio contra el Estado de Israel. Este respaldo ha sido criticado con dureza por el gobierno israelí, que acusa a España de adoptar una postura parcial, ideologizada y de ignorar las amenazas que sufre Israel por parte de grupos terroristas y del régimen iraní.
Respuesta israelí: rechazo y ruptura de confianza
El Gobierno de Israel, a través de su Ministerio de Asuntos Exteriores, ha manifestado en múltiples ocasiones su malestar por las decisiones adoptadas por España. En un comunicado reciente, acusó a las autoridades españolas de ceder ante la presión de sectores radicales y de desatender los principios de seguridad y estabilidad en la región.
En el plano diplomático, las tensiones escalaron al punto de que Israel decidió retirar nuevamente a su embajadora en Madrid, una medida poco frecuente que evidencia la gravedad del deterioro bilateral. A su vez, representantes israelíes han lanzado ataques verbales contra el presidente español y su canciller, llegando a sugerir públicamente que España podría asumir el reasentamiento de refugiados palestinos, lo que fue respondido con firmeza por parte del Ejecutivo español calificando tales declaraciones de “inaceptables”.
Repercusiones internas: comunidad judía y solicitantes sefardíes
El deterioro de las relaciones entre España e Israel también ha tenido efectos colaterales a nivel social y administrativo dentro del propio territorio español. Diversas asociaciones representativas de la comunidad judía han expresado su preocupación por un repunte en discursos antisemitas y por el clima generalizado de tensión derivado del debate político. Aunque el Gobierno ha reafirmado su condena firme al antisemitismo, estos sectores temen que el conflicto internacional esté permeando la convivencia y generando una narrativa que los vincula injustamente con las acciones del Estado de Israel.
Por otro lado, miles de descendientes de sefardíes —judíos expulsados de España en 1492— que solicitaron la nacionalidad española bajo la Ley 12/2015, se han visto afectados indirectamente por el enfriamiento diplomático. Aunque el procedimiento de concesión se encuentra técnicamente cerrado desde 2021, aún hay solicitudes pendientes de resolución, y algunos solicitantes denuncian demoras injustificadas o falta de voluntad política para darles curso. La tensión actual ha hecho que muchos de estos descendientes observen con preocupación la evolución del contexto, temiendo un endurecimiento implícito en la postura institucional hacia los vínculos históricos entre España y el pueblo judío.

El dilema europeo: entre la diplomacia y la fractura
La posición de España no se ha producido en el vacío. A nivel europeo, las posturas hacia Israel están profundamente divididas. Mientras algunos Estados, como Irlanda y Bélgica, han respaldado la línea española, otros, como Alemania y Países Bajos, mantienen una visión más prudente, basada en la cooperación militar con Israel y la necesidad de preservar el equilibrio geopolítico en la región.
España ha buscado liderar una respuesta europea más cohesionada y firme frente al conflicto. La propuesta de revisar los acuerdos comerciales con Israel, que aún no ha prosperado, forma parte de un esfuerzo por elevar el coste diplomático y económico de las operaciones israelíes en Gaza. Sin embargo, las divisiones internas en la UE y la presión de Estados Unidos dificultan la adopción de una política común.
Conclusión: una redefinición que marcará el rumbo europeo
El deterioro de las relaciones entre España e Israel marca un momento de inflexión en la política exterior española y en el papel que quiere asumir dentro del escenario internacional. Por primera vez en décadas, España ha adoptado una postura firme, sostenida y con consecuencias reales frente a un aliado tradicional en nombre de los derechos humanos, el derecho internacional y la dignidad del pueblo palestino.
Este giro genera implicaciones de largo alcance: desde el rediseño de la industria militar nacional hasta el liderazgo de España como potencia mediana capaz de influir en el debate global. Sin embargo, también supone riesgos. La pérdida de confianza por parte de Israel, el impacto en proyectos tecnológicos conjuntos, la tensión en el seno de la UE, y los efectos sociales internos sobre la comunidad judía en España son factores que podrían condicionar el futuro.
Para los países iberoamericanos que mantienen una mirada atenta hacia Europa, este proceso es ilustrativo del modo en que un Estado puede articular sus principios éticos con sus intereses estratégicos, asumiendo un rol activo en conflictos de alcance mundial. Desde Pro Corp, despacho con más de 15 años de experiencia especializado en extranjería, inmigración e inversiones, con sedes en Bogotá, Madrid y Lisboa, entendemos que los cambios geopolíticos también abren nuevas oportunidades para repensar el papel de los ciudadanos y las empresas en contextos internacionales en constante evolución. Seguiremos atentos a este proceso, informando con claridad, rigor y visión estratégica.
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Humberto Calderón
Abogado en Extranjería e Inmigración
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