Tras la ronda de consultas con representantes de siete agrupaciones políticas, el pasado 22 de agosto el Rey Felipe VI propuso a Alberto Núñez Feijóo, Presidente del Partido Popular (PP), como candidato a la investidura para Presidente del Gobierno de España.
Según el comunicado enviado por la Casa Real, el PP ha sido «el grupo político que ha obtenido mayor número de escaños» en las elecciones del 23 de julio.
“(…)En este sentido, conviene señalar que, salvo en la Legislatura XI, en todas las elecciones generales celebradas desde la entrada en vigor de la Constitución, el candidato del grupo político que ha obtenido el mayor número de escaños ha sido el primero en ser propuesto como candidato a la Presidencia».
Antes de analizar lo qué procederá en las próximas semanas, en Pro Corp nos gustaría explicar cómo funciona el sistema político español, el cual se diferencia considerablemente del sistema político latinoamericano.
¿Cómo se elige al Presidente de Gobierno de España?
El sistema político de España es conocido como Monarquía Parlamentaria, lo que significa que existe un monarca como Jefe de Estado, el cual modera el funcionamiento de las instituciones, posee el mando supremo de las Fuerzas Armadas, y asume la más alta representación del Estado español en las relaciones internacionales, especialmente con las naciones de su comunidad histórica.
Además, existe la separación de los poderes en tres ramas principales: Poder Ejecutivo, Poder Legislativo y Poder Judicial, donde el primero es encabezado por el Presidente del Gobierno, quien dirige la acción del Gobierno y coordina las funciones del resto de sus miembros.
A diferencia de lo que ocurre en países como Colombia, México y Brasil, donde las elecciones se realizan para elegir directamente al presidente de la nación, lo que se votó en las pasadas elecciones del 23 de julio en España corresponde a los representantes de las Cortes Generales, conformadas por el Congreso y el Senado.
Luego de las elecciones, una vez constituidas las Cortes Generales, el Rey mantiene reuniones con los líderes de los distintos partidos políticos para determinar quién podría tener suficiente apoyo para ser investido como Presidente del Gobierno. Son los representantes de las Cortes quienes luego votan por el candidato propuesto por el Rey.
En los últimos años, ha sido usual que ningún partido obtenga la mayoría absoluta de 176 escaños, por lo que es necesario formar coaliciones o acuerdos con otros partidos para alcanzar una mayoría.
Cabe mencionar que este 2023 el Rey se ha enfrentado a una situación inusual, ya que es la primera vez que ha debido afrontar una ronda de consultas con dos candidatos a la investidura (Alberto Núñez Feijóo del PP y Pedro Sánchez del PSOE). Felipe VI ha optado por proponer al líder del partido más votado en las últimas elecciones generales, Alberto Núñez Feijóo.
¿Y ahora, qué sigue?
A partir de este momento, el reloj vuelve a correr. Una vez el Rey inviste al candidato con mayores opciones a la Presidencia del Gobierno, le corresponde al Presidente del Congreso de los Diputados convocar la sesión en la que se votará si el candidato es finalmente elegido Presidente. En este caso, la Presidenta de la Cámara Baja, la socialista Francina Armengol, anunció que la sesión de investidura comenzaría el 26 de septiembre, celebrándose entonces la primera votación el día 27 de septiembre.
Es ahí cuando Feijóo ha de exponer ante el Congreso de los Diputados el programa político del Gobierno que pretende formar y, después, solicitar la confianza de la Cámara.
El camino no se presenta sencillo, ya que el PP no tiene asegurados los apoyos para que Feijóo sea nombrado Presidente. Hasta el momento, el partido tiene asegurados 172 diputados, cuatro por debajo de la mayoría absoluta, sumando sus 137 escaños a los 33 de Vox, y a la única representación obtenida por UPN y Coalición Canaria, respectivamente.
¿Qué pasa si el candidato a la investidura no obtiene los votos suficientes?
Si el candidato propuesto no consigue los apoyos suficientes, la situación se vuelve compleja. Básicamente lo que ocurre es que se da un plazo de dos meses para elegir Presidente, donde, durante este plazo, se proponen distintas candidaturas siguiendo el proceso mencionado anteriormente.
En este contexto, surge la posibilidad de que Pedro Sánchez continúe como Presidente de Gobierno. Si bien la suma de la izquierda, representada por el PSOE (122) y sus socios de Sumar (31) totaliza 153 escaños (muy lejos de los 176 necesarios), Sánchez ha demostrado ser un hábil negociador político, habiendo logrado gobernar 4 años con el respaldo de partidos independentistas minoritarios, cuya fuerza combinada alcanza los 26 escaños, y, en caso de apoyarlo, le permitirían ser investido nuevamente como Presidente de España.
No obstante, si una vez cumplidos los dos meses nadie hubiera sido investido Presidente, las Cortes Generales se disuelven, y se convoca una vez más a elecciones. Esto quiere decir que si de aquí al 27 de noviembre no hay Presidente, el 14 de enero del 2024 los españoles nuevamente tendrían que dirigirse a las urnas a votar.
Solo queda esperar
En conclusión, el panorama político español se ve lleno de incertidumbre y expectación. La propuesta de Alberto Núñez Feijóo como candidato a la Presidencia del Gobierno enfrenta el desafío de forjar alianzas para alcanzar la mayoría necesaria en el Congreso de los Diputados, con una izquierda que se ampara en la reciente constitución de la mesa del Congreso, donde consiguieron los escaños suficientes para que Francina Armengol asumiera la presidencia de la institución.
Con la fecha límite en el horizonte, España se encuentra en un momento clave de su historia política, donde las estrategias, negociaciones y discusiones en el Congreso determinarán el rumbo del país.
Mientras se despliega esta compleja danza política, queda esperar a septiembre, y saber si Feijóo obtendrá el respaldo necesario, o si las urnas volverán a hablar en un futuro cercano.