Europa endurece sus fronteras: el giro migratorio y la excepción española
Un cambio de rumbo en la política migratoria europea
En los últimos años, la política migratoria de la Unión Europea ha dado un giro marcado hacia posiciones más restrictivas. Este endurecimiento no ha surgido en el vacío: es el reflejo directo de una transformación política en muchos Estados miembros, donde partidos de derecha —y en particular de derecha patriota— han logrado importantes avances electorales. En países como Italia, Finlandia, Hungría, Países Bajos o Eslovaquia, estas formaciones ya gobiernan o participan en coaliciones que están reconfigurando las normas de extranjería. En otros como Polonia, Alemania, Francia, Rumanía, Portugal y Suecia, sus resultados han sido igualmente decisivos, condicionando la agenda migratoria aunque no hayan accedido aún al poder ejecutivo.
Este fenómeno refleja una tendencia continental: la creciente percepción ciudadana de que Europa necesita “recuperar el control” de sus fronteras y limitar el acceso de extranjeros. Incluso fuera de la UE, en el Reino Unido, esta visión ya marcó la agenda desde el referéndum del Brexit, donde la promesa de frenar la inmigración fue clave en la victoria del "Leave".
Por qué gana fuerza la derecha antiinmigración
La popularidad de estos partidos responde a causas profundas. El aumento de flujos migratorios irregulares, la presión sobre los servicios públicos, la inseguridad percibida en ciertos barrios y el temor a perder una identidad nacional han generado un fuerte malestar social en diversas capas de la población europea. A ello se suma la instrumentalización del fenómeno migratorio por parte de ciertos actores políticos y mediáticos, que presentan al inmigrante como un factor de amenaza y no como un actor de integración y desarrollo.
Frente a estas narrativas, los partidos de derecha han sabido capitalizar el descontento con mensajes contundentes y simples: cerrar fronteras, expulsar irregulares, endurecer el acceso a la residencia o restringir ayudas sociales. Estas propuestas, aunque muchas veces técnicamente inviables o contrarias a tratados internacionales, encuentran eco en electorados que demandan respuestas inmediatas y visibles.
Las nuevas medidas restrictivas en países clave
Este cambio de enfoque ya se traduce en legislación. En Hungría, la inmigración irregular es criminalizada y se han levantado barreras físicas en las fronteras. En Italia, los recientes gobiernos han limitado la protección internacional y han obstaculizado el trabajo de ONG que rescatan migrantes en el Mediterráneo. Finlandia ha reformado su ley de extranjería para reducir plazos y endurecer el acceso a la nacionalidad. En los Países Bajos, la presión de la extrema derecha ha empujado incluso a partidos tradicionales a restringir la reunificación familiar y endurecer la concesión de visados.
El denominador común es la misma voluntad política: frenar los flujos migratorios, aumentar los retornos y hacer más selectiva la política de acogida.
España: una excepción en el mapa europeo
A contracorriente de esta ola restrictiva, España ha adoptado una posición más garantista y abierta. Aunque también enfrenta retos migratorios significativos, como las llegadas por el Mediterráneo o la presión en las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla, el país ha optado por reforzar mecanismos de integración y regularización.
La reciente reforma del Reglamento de Extranjería es un ejemplo de ello. En lugar de cerrar puertas, ha abierto nuevas vías para regularizar situaciones mediante el arraigo por formación o el fomento de la contratación de personas extranjeras en sectores con alta demanda laboral. España sigue ofreciendo caminos legales y razonables para la residencia, el trabajo y, eventualmente, la nacionalización.
Factores que explican la diferencia española
Hay varias razones por las que España se ha desmarcado del endurecimiento europeo. En primer lugar, su experiencia como país emisor de emigrantes hasta finales del siglo XX ha forjado una conciencia colectiva más empática con los procesos migratorios. En segundo lugar, la mayoría de los inmigrantes en España provienen de América Latina, lo que facilita la integración por la afinidad lingüística, cultural y religiosa. Esto reduce la percepción de “choque cultural” que alimenta tensiones en otros países.
Además, el sistema político español aún no ha dado entrada a partidos de ultraderecha en el gobierno central. Aunque Vox ha ganado terreno, sigue siendo un actor minoritario en el Congreso y no participa en el Ejecutivo. La derecha tradicional, liderada por el Partido Popular, no ha asumido por completo un discurso antiinmigración como lo ha hecho la derecha en otros países.
¿Hasta cuándo durará esta excepción?
Sin embargo, sería ingenuo pensar que España está inmunizada. Las encuestas reflejan un crecimiento sostenido del apoyo a posturas más duras en migración. La presión sobre los servicios públicos, el paro juvenil, los discursos sobre “efecto llamada” y las tensiones puntuales en barrios con alta concentración de inmigrantes podrían desembocar en un giro del electorado si no se manejan con responsabilidad política.
La experiencia de otros países europeos demuestra que el viraje hacia el endurecimiento puede ser rápido cuando confluyen crisis económicas, inseguridad y polarización social. El futuro de la política migratoria en España dependerá en gran parte del equilibrio entre gobernabilidad, gestión efectiva de flujos migratorios y la voluntad de defender un modelo integrador frente a las presiones electorales.
Conclusión: ¿qué deben saber los migrantes iberoamericanos?
Para quienes desean establecerse en Europa, especialmente los ciudadanos de América Latina, este nuevo contexto exige un enfoque más estratégico y profesional. La libre circulación y el acceso sencillo a permisos o nacionalidades son cada vez más restringidos en buena parte del continente. España sigue siendo, por ahora, una de las puertas más accesibles, pero las reglas están cambiando.
Desde Pro Corp, nuestro compromiso es ofrecer un acompañamiento legal claro, actualizado y eficaz a todos los ciudadanos iberoamericanos que desean migrar de forma segura y regular. Europa no cierra sus puertas por completo, pero exige cada vez más preparación, documentación en regla y asesoramiento experto para evitar errores que puedan costar tiempo, dinero o incluso la expulsión. La información es poder, y actuar con previsión y legalidad es hoy más necesario que nunca.
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Humberto Calderón
Abogado en Extranjería e Inmigración
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